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jueves, 14 de noviembre de 2013

UN DICTADOR EN EL CIELO


¿Es justa la gracia?

El Tte. General Jorge Rafael Videla fue presidente de la Argentina entre 1976 y 1981. No fue un lider elegido por el pueblo, sino que tomó el poder por al fuerza en un golpe militar que llevó a mi país al momento más oscuro de su historia. Este militar en particular es recodado por haber sido el más sanguinario y cruel. 



Durante su mandato desaparecieron miles de personas que fueron secuestradas, encarceladas, torturadas y asesinadas. Cuando la democracia retornó a la Argentina, Videla como sus secuaces acabaron en la cárcel. Murió a los 88 años en una prisión relativamente cómoda en mayo del 2013.



 Y este genocida podría estar hoy en el cielo con Jesús.

Para muchos como yo, que vivieron en esa época nefasta, la sola idea de la redención de este hombre nos podría causar  mucho enojo. Y ni hablar de aquellos que sobrevivieron al dolor inenarrable de las torturas y vejaciones infligidas por mandato de este dictador. Si hiciéramos una encuesta, el 99% de los argentinos de esa época esperarían que este hombre esté ardiendo en el infierno por toda la eternidad.

Sin embargo, Videla podría esta hoy en el cielo con Jesús. Claro, eso no lo sabremos hasta que visitemos el lugar y lo constatemos con nuestros ojos, pero podría estar allí.

Videla murió en pleno uso de sus facultades mentales (aunque por sus hechos, bien podríamos pensar que siempre estuvo loco) Quizá alguien lo visitó en prisión durante estos años y  le compartió acerca de la salvación en Jesús. Y quizá, Videla, en sus últimos segundos en la tierra, alcanzó a tomar la única decisión sabia de su vida y entregó su corazón a Cristo.

Si eso hubiese ocurrido: Hoy el dictador sería el “hermano Videla” y estaría en los brazos de Jesús, gozándose en Su Presencia.

¡Jamás! ¡No lo merece! grita la razón en mi mente. ¿Cómo puede ser tan fácil? ¿Cómo, después de haber hecho lo que hizo, con solo arrepentirse y aceptar a Cristo antes de morir, este asesino podría estar en el cielo?

Pues resulta que así es la Gracia. Y la Gracia no es justa. No es justo que hayamos sido perdonados después de lo que hemos hecho contra Dios. Y para el primero que no fue justa fue para Jesús mismo, que tuvo que pagar por todos nosotros para darnos esa gracia.

Cuando Jesús murió en la cruz por nosotros, pagó el precio por TODOS nuestros errores y rebeliones, precio que nosotros jamás podríamos haber pagado de ninguna manera. A partir de ese momento, la salvación se convirtió en un regalo de parte de Dios que se obtiene por la fe en el sacrificio y la obra redentora de Jesucristo en la cruz. Es cierto que Videla no la merece. Pero también es cierto que ni tú, ni yo, ni el pastor más ungido, ni la hna. Teresa de Calcuta la merecemos. ¿Por qué? Porque TODOS pecamos y por eso estábamos fuera de la Gloria de Dios. Y es que,  para un Dios santo, cualquier pecado es una mancha. 

Pero la gran noticia es que, así como todos pecamos y estábamos separados de Dios para siempre, Jesucristo se convirtió en el puente por medio de su propia sangre y por la fe, nos da la posibilidad de volver a Dios. 

A Todos. Hayamos hecho lo que hayamos hecho.

Entonces,¿Por qué no hemos vuelto personas que actúan con juicio en vez de misericordia y creemos que algunos no merecen el perdón de Dios? ¿Por qué tantas veces nos distraemos con cosas superficiales en vez de enfocarnos en Jesús y su obra redentora?

Hace poco me metí en una conversación por Facebook  entre unos creyentes. El tema en cuestión era “Cual es el tamaño ideal de tacos que deberían tener los zapatos que las hermanas usen en la iglesia o en su vida”  Si, así como suena. 

Quizá sea solo yo, pero no imagino a los apóstoles reunidos en un concilio cuyo tema principal a tratar fuera “la  Hermana Sinforosa usa tacos aguja en zapatos dorados”.  

Así como Videla jamás estaría como modelo en la portada de la revista “Los  cristianos piadosos de hoy”, muchas veces desestimamos a mucha gente solo por su manera de hablar, de vestir, o por si todavía llevan practicas mundanas y muchas veces no nos damos cuenta de algo fundamental: Cristo está haciendo la obra. El cambio es de adentro hacia afuera.

Sin embargo es triste cuando vemos exactamente lo opuesto: creyentes que se basan en lo externo para un cambio interno. 

Así sin darnos cuenta, pronto podemos estar creando un club exclusivo que deja fuera a las prostitutas, a los homosexuales, a los viciosos, a los pervertidos, a los dictadores genocidas y todos estos, justamente, son los que más necesitan a Jesús, porque solo Jesús puede redimirlos. Y, precisamente a ellos buscó Jesús durante todo su ministerio en la tierra…a los enfermos que tenían necesidad de un medico.

Hubo un hombre con un espíritu algo dictador que quizá no fue tan sanguinario como Videla o quizá si lo fue. El también creía que hacía lo correcto al perseguir, arrestar, asesinar y quizá torturar a muchos cristianos. 
Si les hubiésemos preguntado a los cristianos de esa época; ¿Quién se apunta a hablarle del amor de Jesús a este hombre? La mayoría habría dudado. Después de todo ¡Este hombre era el responsable directo de la muerte de muchos creyentes! ¡No merecía el perdón!



Pero, como decía antes, la gracia de Dios no es justa, así que Dios mismo se le presentó a este hombre llamado Saulo y se metió en su vida. Y este hombre del cual los cristianos huían, se convirtió a los pocos días en Pablo, uno de los mayores evangelistas de la historia.

Jesús nos mostró el amor de Dios. Nos amó de tal manera que él mismo se sacrificó por nosotros. No vino a traer juicio, sino amor. 

¡El Juicio nunca cambió a nadie! El amor de Dios cambió a millones de personas, porque como dice Juan: Dios es luz y no hay tinieblas en él. 
No fuimos escogidos por ser perfectos, lindos, carismáticos, ni porque usemos traje reglamentario, zapatos sin taco o paliacate en la cabeza al estilo “Ruth”, sino porque somos lo vil, lo menospreciado de este mundo, ovejas sin fuerza ni destino que Jesús redimió cuando íbamos camino al matadero.

Muchos de nosotros nos jactamos espiritualmente que somos príncipes y princesas, pero eso porque a Dios le dio la gana regalarnos su reino, compartirlo con nosotros, que, paradójicamente, fuimos los Videlas de su propio hijo, ya que por nuestras transgresiones él fue torturado y asesinado en un madero. Por nosotros. Los que fuimos los culpables de eso ¿Por qué jactarnos entonces?

Un simple ladrón común y corriente lo entendió mejor que muchos de nosotros cuando colgaba de un madero al lado de Jesús y aprovechó ese momento único e irrepetible para recibir su gracia.

¿Qué pasaría si por un día Jesús nos dejara de tratar con amor y utilizara el juicio que muchas veces nosotros utilizamos con otros? ¿Alguien pasaría la prueba? ¿Alguna ropa especifica, canción cristiana de moda o denominación nos salvaría del juicio de Dios?



A veces me digo: ¿Jesús no se harta de mí? Cuando me veo tan imperfecto, tan falible, tan humano…Es allí cuando el amor de Jesús cobra más y más valor, porque es benigno, paciente, consistente y lo mejor…es eterno.

Amigos, somos como ovejas miopes de escasa materia gris. No podemos ver el plan de Dios desde Su perspectiva. No sabemos lo que está haciendo en cada corazón. 

Hace poco oía a una persona criticar a cierto cantante cristiano porque en una de sus canciones no había puesto versículos bíblicos. ¿Y qué sabemos nosotros si Dios justamente usó esa canción para entrar en el corazón de una persona que, por desconocimiento, tenía prejuicios contra la Biblia? De ser así, un alma se pudo haber salvado 

¿Y no es precisamente el punto más importante? ¿Qué todos se salven, que nadie se pierda?

¿Recuerdan ese dilema en el Libro de los Hechos? Algunos seguían a Apolos, otros a Pablo, por ahí estaban los que simpatizaban con el estilo de Bernabé  y otros con Pedro. Pero como decía el mismo Pablo (antes Saulo, el genocida cristiano) ninguno de estos importa, sino realmente el seguir a Jesús. Y si todos estos seguían a Jesús, entonces todos Ibamos por el camino correcto.

Recordemos que nos conocerán por nuestro amor, por el amor sobrenatural de Cristo obrando a través de nuestras imperfectas vidas. 
De nada nos sirve saber la Biblia del derecho al revés, orar y que se abran los mares y estornudar y que huyan mil demonios si no tenemos amor. De nada nos sirve tener diez mil ferigreses en nuestra iglesia, cinco mil amigos en Facebook o un millón de seguidores en Twitter si no tenemos amor.

Porque el que ama al hermano da fe que no hay tinieblas en él y que el amor de Jesús esta ahí, obrando de adentro hacia afuera.

Por eso, en vez de caer en la tentación del juicio y el orgullo religioso, hablemos de Jesús no solo con palabras, sino con hechos cotidianos que  muchas veces predican más fuerte. No todos los que reciban la invitación de Cristo la aceptarán, pero nunca sabes si de pronto, ese Saulo al que te cuesta amar, Dios lo transforma en un Pablo lleno de Su Espíritu,.

Porque eso es lo que hace el amor de Jesús con cada uno de nosotros: nos va transformando hasta que lleguemos finalmente a Él.

Pablo Monlezun

REFERENCIAS BIBLICAS

1 JUAN
1 CORINTIOS 13
JUAN 3
1 CORINTIOS 1
ROMANOS 5
HECHOS 9
LUCAS 23

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