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miércoles, 25 de diciembre de 2013

LOS CAMINOS A ROMA


Durante el apogeo del Imperio Romano, se construyeron muchos caminos para facilitar el movimiento de las legiones militares. Todos  partían de Roma y regresaban a ella.

Quizá alguien respondió una pregunta o quizá lo dedujo por observación, pero como sea, en algún momento, a alguien se le prendió el foquito y llegó a la conclusión que : "todos los caminos conducen a Roma" y desde allí, este dicho se fue quedando y deformando hasta llegar al día de hoy donde  la gente suele utilizarlo para decir que hagas lo que hagas, llegarás al mismo resultado.


En la práctica, eso no es cierto. No todo lo que haga dará el mismo resultado. Si lanzo una piedra al norte, no llegará al sur. Si tomo un bus hacia Veracruz, no llegaré a México. Si escojo el camino al infierno, no llegaré al cielo.

El camino a Dios es a través de Su Hijo Jesucristo. Y aunque es un camino estrecho, es la única senda por la que los creyentes transitamos por igual. 

Sin embargo, esa avenida tiene “calles” por donde cada uno es llevado conforme al propósito que Dios tenga para cada uno.  Es el plan que la voluntad de Dios ha diseñado y es totalmente personal. 

Es como si en el gran mapa de la voluntad de Dios hubiera millones de rutas diferentes. Cada ruta está destinada a una persona para que esta cumpla ese plan mientras camina por la "avenida de la Salvación" hacia el encuentro final con Dios.



Y a veces, en esa carretera, Dios nos regala compañía. 

De pronto, conocemos otras personas cuya ruta puede confluir con la nuestra. Quizá por un breve periodo, como si fuera un cruce de caminos o quizá por un largo tiempo. Pero, aunque caminemos muchos kilómetros juntos,  Dios nos espera en la meta que a cada uno le toca y tratará con cada uno por separado, usando esa ruta para transformarnos, pues nunca la caminaremos solos. 
Jesús siempre va con nosotros y el propósito de caminar es el de relacionarnos con él y ser cambiados por su amor, su poder, su presencia.

¿A quién no le ha pasado que, yendo hacia un destino específico, quizá en las vacaciones, se ha perdido?

Esto es muy común, especialmente en las zonas que están mal señalizadas. Cuando nos pasa, lo usual es que nos acerquemos al primero que veamos para pedirle información. El problema radica en que no todos tienen la información correcta a mano y si confiamos en un dato erróneo, pronto podríamos estar con el auto en el medio de la nada, sin señales y con solo algún pájaro ocasional para preguntarle. 
Y salvo que el pájaro sea un loro, de seguro no nos dirá nada…



Yo vivo en una colonia llamada Coyoacán, en México. Es un barrio colonial muy bonito pero está lleno de calles extrañas, algunas acaban en una pared, otras se cortan y cambian de nombre, otras desaparecen y aparecen más adelante nuevamente, otras cambian el sentido del tránsito de una cuadra a otra. Si uno no se informa, puede estar mucho tiempo dando vueltas antes de llegar a la dirección correcta.

Es increíble la cantidad de creyentes que, en algún momento de nuestra vida, quizá sin darnos cuenta,  preferimos buscar una frase alentadora en Facebook o leer un libro cristiano tipo “La Cabaña” que leer la Biblia (Y conste que me encantó  “La Cabaña”)

No hay NADA que reemplace la Palabra. Es cierto que Dios se puede comunicar con nosotros de muchas maneras (Sino pregúntenle al profeta  Balaam que un día se encontró exhortado de parte de Dios por su propia burra) Sin embargo, todos serán siempre complementos de la Palabra, no reemplazos de la misma. La voluntad de Dios comienza y está contenida en la Biblia.

A veces también por comodidad, a veces por falta de fe, pero como sea, en algún momento acabamos tras un pastor, un consejero, un amigo, tratando que nos dé el mapa correcto y sucede que ese mapa nos lo quiere dar Dios. El siempre nos revela su Voluntad. 

Esta una promesa en la Biblia que siempre se cumple. Dios es luz y no nos deja en la oscuridad. Aquí el mayor peligro esta que caigamos en manos, a veces bien intencionadas, de alguien que “sienta” que demos hacer esto o lo otro conforme a su propia agenda y eso nos sacará de nuestra ruta para transitar la de esa persona. Un error de estos puede convertirse en un gran problema, especialmente si estuviésemos siguiendo a un lobo disfrazado de oveja o si nos mete en yugo desigual con una pareja que no era la que Dios tenia para nosotros.

No hay que temer ni desmayar cuando necesitamos guía de parte de Dios. El siempre nos revelará su voluntad y la confirmará de todas las maneras necesarias y en forma personal. Recordemos siempre que fue El quien se acercó a nosotros y nunca más se alejó.

¿Y si conozco claramente cuál es la ruta señalada por Dios pero no me acaba de gustar y “siento” que es mejor tomar la ruta de otra persona?

Cuando esto sucede, nos encontramos cambiando las cosas y acomodándolas de manera que nos gusten. Y esto es muy sutil y por lo mismo, muy peligroso, porque no es que estamos en el camino del pecado, pues podríamos estar en el camino de Dios, haciendo cosas para Dios, pero el problema está en que no es lo que Dios quería que hiciéramos en primer lugar.

Satanás mismo tentó a Jesús para que convirtiera las piedras en pan durante su ayuno en el desierto y ciertamente Jesús podía hacer eso, pero no era la voluntad de su padre en ese momento. 
Si no estamos claros en reconocer y aceptar la voluntad de Dios para nuestra vida, corremos el riesgo que el mismo Satanás nos guie a un ministerio o  trabajo o actividad  adonde no tenemos lugar. 
¿Qué pasará? No seremos efectivos ni dejaremos serlo a otros y el que ganará en ese revoltijo no será otro que el diablo mismo.

Nuestros sentidos nos pueden engañar. Nuestros pensamientos nos pueden engañar. Solo Dios sabe la verdad. Solo Dios sabe si bajo una apetecible fruta se esconde un amargo gusano...

Una tarde, en medio del desierto, un tío y su sobrino se dispusieron a dividirse la tierra que tenían por delante para no andar pisándose los callos entre la gente de ambos. 
Abraham, guiado por la voluntad de Dios, se quedó en Canaán. Lot, guiado por sus ojos y sus propios deseos, pensó que prosperaría en la llanura porque se “parecía a la tierra de Egipto” y puso sus tiendas junto a la ciudad de Sodoma.  
Todos sabemos el resultado de estas elecciones: Dios bendijo a Abraham en la tierra de Canaán y Lot sufrió la maldad de los habitantes de Sodoma y Gomorra hasta que los ángeles enviados por Dios lo rescataron antes de la destrucción de esas ciudades.

La ruta que Dios nos ha trazado sólo la conoceremos transitándola. 
Muchas veces estamos en la ruta correcta y sabemos exactamente hacia dónde vamos, pero aparecen cruces y desviaciones en el camino que no comprendemos; sin embargo, Dios sigue teniendo el control de la situación y conoce perfectamente como llevarnos a la meta.



¿Quién iba a decir que un humilde pastorcito que alababa a Dios en la soledad de una montaña junto a sus ovejas iba a convertirse en el rey más famoso de Israel? ¿Y qué me cuentan de ese bebé israelita que va flotando dentro de una canasta entre las peligrosas aguas del Nilo? ¿Alguien podía asegurar al verlo pasar que este iba a convertirse en el caudillo que guiaría a los israelitas lejos de la esclavitud? ¿Y ese pescador medio bruto y terco como una mula?: Uno de los pilares de la iglesia. Y así la lista sigue.

Solo Dios conoce el recorrido completo que nos ha trazado para cada uno. 
Es un camino de fe y Dios siempre nos equipa para la travesía y camina junto a nosotros, así como Jesús compartió el camino con ese par de discípulos tras su resurrección. 
A cada paso que avancemos, el Espíritu Santo de Dios estará guiándonos y enseñándonos. Así como no todos los caminos llevan a Roma, no todos los caminos son para que los transitemos.
Para ese viaje personal, hay un camino trazado con amor. Porque en la “avenida de la Salvación” por donde todos transitamos en este mundo hacia el encuentro cara a cara con Dios, hay reservado un viaje especial, una travesía única que nuestro Creador ha escrito especialmente para cada uno de sus hijos.

El itinerario no estará exento de algún contratiempo o de algunos momentos duros, pues el mismo Jesús en su vida nos dió ejemplo claro de que esas cosas pueden pasar. Pero, así como le sucedió a un grupo de pescadores en una noche tormentosa donde las aguas revueltas iban a acabar su viaje, Jesús siempre estará a tiempo para tomar el timón de nuestras vidas ¡y llevarnos a destino!

Pablo Monlezun

                   
                                       Un solo camino, una sola verdad

REFERENCIAS BIBLICAS

ROMANOS 12
GENESIS 13
NUMEROS 22
 MATEO 4
MATEO 14

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jueves, 14 de noviembre de 2013

UN DICTADOR EN EL CIELO


¿Es justa la gracia?

El Tte. General Jorge Rafael Videla fue presidente de la Argentina entre 1976 y 1981. No fue un lider elegido por el pueblo, sino que tomó el poder por al fuerza en un golpe militar que llevó a mi país al momento más oscuro de su historia. Este militar en particular es recodado por haber sido el más sanguinario y cruel. 



Durante su mandato desaparecieron miles de personas que fueron secuestradas, encarceladas, torturadas y asesinadas. Cuando la democracia retornó a la Argentina, Videla como sus secuaces acabaron en la cárcel. Murió a los 88 años en una prisión relativamente cómoda en mayo del 2013.



 Y este genocida podría estar hoy en el cielo con Jesús.

Para muchos como yo, que vivieron en esa época nefasta, la sola idea de la redención de este hombre nos podría causar  mucho enojo. Y ni hablar de aquellos que sobrevivieron al dolor inenarrable de las torturas y vejaciones infligidas por mandato de este dictador. Si hiciéramos una encuesta, el 99% de los argentinos de esa época esperarían que este hombre esté ardiendo en el infierno por toda la eternidad.

Sin embargo, Videla podría esta hoy en el cielo con Jesús. Claro, eso no lo sabremos hasta que visitemos el lugar y lo constatemos con nuestros ojos, pero podría estar allí.

Videla murió en pleno uso de sus facultades mentales (aunque por sus hechos, bien podríamos pensar que siempre estuvo loco) Quizá alguien lo visitó en prisión durante estos años y  le compartió acerca de la salvación en Jesús. Y quizá, Videla, en sus últimos segundos en la tierra, alcanzó a tomar la única decisión sabia de su vida y entregó su corazón a Cristo.

Si eso hubiese ocurrido: Hoy el dictador sería el “hermano Videla” y estaría en los brazos de Jesús, gozándose en Su Presencia.

¡Jamás! ¡No lo merece! grita la razón en mi mente. ¿Cómo puede ser tan fácil? ¿Cómo, después de haber hecho lo que hizo, con solo arrepentirse y aceptar a Cristo antes de morir, este asesino podría estar en el cielo?

Pues resulta que así es la Gracia. Y la Gracia no es justa. No es justo que hayamos sido perdonados después de lo que hemos hecho contra Dios. Y para el primero que no fue justa fue para Jesús mismo, que tuvo que pagar por todos nosotros para darnos esa gracia.

Cuando Jesús murió en la cruz por nosotros, pagó el precio por TODOS nuestros errores y rebeliones, precio que nosotros jamás podríamos haber pagado de ninguna manera. A partir de ese momento, la salvación se convirtió en un regalo de parte de Dios que se obtiene por la fe en el sacrificio y la obra redentora de Jesucristo en la cruz. Es cierto que Videla no la merece. Pero también es cierto que ni tú, ni yo, ni el pastor más ungido, ni la hna. Teresa de Calcuta la merecemos. ¿Por qué? Porque TODOS pecamos y por eso estábamos fuera de la Gloria de Dios. Y es que,  para un Dios santo, cualquier pecado es una mancha. 

Pero la gran noticia es que, así como todos pecamos y estábamos separados de Dios para siempre, Jesucristo se convirtió en el puente por medio de su propia sangre y por la fe, nos da la posibilidad de volver a Dios. 

A Todos. Hayamos hecho lo que hayamos hecho.

Entonces,¿Por qué no hemos vuelto personas que actúan con juicio en vez de misericordia y creemos que algunos no merecen el perdón de Dios? ¿Por qué tantas veces nos distraemos con cosas superficiales en vez de enfocarnos en Jesús y su obra redentora?

Hace poco me metí en una conversación por Facebook  entre unos creyentes. El tema en cuestión era “Cual es el tamaño ideal de tacos que deberían tener los zapatos que las hermanas usen en la iglesia o en su vida”  Si, así como suena. 

Quizá sea solo yo, pero no imagino a los apóstoles reunidos en un concilio cuyo tema principal a tratar fuera “la  Hermana Sinforosa usa tacos aguja en zapatos dorados”.  

Así como Videla jamás estaría como modelo en la portada de la revista “Los  cristianos piadosos de hoy”, muchas veces desestimamos a mucha gente solo por su manera de hablar, de vestir, o por si todavía llevan practicas mundanas y muchas veces no nos damos cuenta de algo fundamental: Cristo está haciendo la obra. El cambio es de adentro hacia afuera.

Sin embargo es triste cuando vemos exactamente lo opuesto: creyentes que se basan en lo externo para un cambio interno. 

Así sin darnos cuenta, pronto podemos estar creando un club exclusivo que deja fuera a las prostitutas, a los homosexuales, a los viciosos, a los pervertidos, a los dictadores genocidas y todos estos, justamente, son los que más necesitan a Jesús, porque solo Jesús puede redimirlos. Y, precisamente a ellos buscó Jesús durante todo su ministerio en la tierra…a los enfermos que tenían necesidad de un medico.

Hubo un hombre con un espíritu algo dictador que quizá no fue tan sanguinario como Videla o quizá si lo fue. El también creía que hacía lo correcto al perseguir, arrestar, asesinar y quizá torturar a muchos cristianos. 
Si les hubiésemos preguntado a los cristianos de esa época; ¿Quién se apunta a hablarle del amor de Jesús a este hombre? La mayoría habría dudado. Después de todo ¡Este hombre era el responsable directo de la muerte de muchos creyentes! ¡No merecía el perdón!



Pero, como decía antes, la gracia de Dios no es justa, así que Dios mismo se le presentó a este hombre llamado Saulo y se metió en su vida. Y este hombre del cual los cristianos huían, se convirtió a los pocos días en Pablo, uno de los mayores evangelistas de la historia.

Jesús nos mostró el amor de Dios. Nos amó de tal manera que él mismo se sacrificó por nosotros. No vino a traer juicio, sino amor. 

¡El Juicio nunca cambió a nadie! El amor de Dios cambió a millones de personas, porque como dice Juan: Dios es luz y no hay tinieblas en él. 
No fuimos escogidos por ser perfectos, lindos, carismáticos, ni porque usemos traje reglamentario, zapatos sin taco o paliacate en la cabeza al estilo “Ruth”, sino porque somos lo vil, lo menospreciado de este mundo, ovejas sin fuerza ni destino que Jesús redimió cuando íbamos camino al matadero.

Muchos de nosotros nos jactamos espiritualmente que somos príncipes y princesas, pero eso porque a Dios le dio la gana regalarnos su reino, compartirlo con nosotros, que, paradójicamente, fuimos los Videlas de su propio hijo, ya que por nuestras transgresiones él fue torturado y asesinado en un madero. Por nosotros. Los que fuimos los culpables de eso ¿Por qué jactarnos entonces?

Un simple ladrón común y corriente lo entendió mejor que muchos de nosotros cuando colgaba de un madero al lado de Jesús y aprovechó ese momento único e irrepetible para recibir su gracia.

¿Qué pasaría si por un día Jesús nos dejara de tratar con amor y utilizara el juicio que muchas veces nosotros utilizamos con otros? ¿Alguien pasaría la prueba? ¿Alguna ropa especifica, canción cristiana de moda o denominación nos salvaría del juicio de Dios?



A veces me digo: ¿Jesús no se harta de mí? Cuando me veo tan imperfecto, tan falible, tan humano…Es allí cuando el amor de Jesús cobra más y más valor, porque es benigno, paciente, consistente y lo mejor…es eterno.

Amigos, somos como ovejas miopes de escasa materia gris. No podemos ver el plan de Dios desde Su perspectiva. No sabemos lo que está haciendo en cada corazón. 

Hace poco oía a una persona criticar a cierto cantante cristiano porque en una de sus canciones no había puesto versículos bíblicos. ¿Y qué sabemos nosotros si Dios justamente usó esa canción para entrar en el corazón de una persona que, por desconocimiento, tenía prejuicios contra la Biblia? De ser así, un alma se pudo haber salvado 

¿Y no es precisamente el punto más importante? ¿Qué todos se salven, que nadie se pierda?

¿Recuerdan ese dilema en el Libro de los Hechos? Algunos seguían a Apolos, otros a Pablo, por ahí estaban los que simpatizaban con el estilo de Bernabé  y otros con Pedro. Pero como decía el mismo Pablo (antes Saulo, el genocida cristiano) ninguno de estos importa, sino realmente el seguir a Jesús. Y si todos estos seguían a Jesús, entonces todos Ibamos por el camino correcto.

Recordemos que nos conocerán por nuestro amor, por el amor sobrenatural de Cristo obrando a través de nuestras imperfectas vidas. 
De nada nos sirve saber la Biblia del derecho al revés, orar y que se abran los mares y estornudar y que huyan mil demonios si no tenemos amor. De nada nos sirve tener diez mil ferigreses en nuestra iglesia, cinco mil amigos en Facebook o un millón de seguidores en Twitter si no tenemos amor.

Porque el que ama al hermano da fe que no hay tinieblas en él y que el amor de Jesús esta ahí, obrando de adentro hacia afuera.

Por eso, en vez de caer en la tentación del juicio y el orgullo religioso, hablemos de Jesús no solo con palabras, sino con hechos cotidianos que  muchas veces predican más fuerte. No todos los que reciban la invitación de Cristo la aceptarán, pero nunca sabes si de pronto, ese Saulo al que te cuesta amar, Dios lo transforma en un Pablo lleno de Su Espíritu,.

Porque eso es lo que hace el amor de Jesús con cada uno de nosotros: nos va transformando hasta que lleguemos finalmente a Él.

Pablo Monlezun

REFERENCIAS BIBLICAS

1 JUAN
1 CORINTIOS 13
JUAN 3
1 CORINTIOS 1
ROMANOS 5
HECHOS 9
LUCAS 23

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jueves, 31 de octubre de 2013

EL MEJOR DISFRAZ


 En estos días, en muchas partes del mundo se celebra Halloween. Millones de personas se disfrazarán de monstruos, fantasmas, asesinos seriales, enfermeras despechugadas y por supuesto, de todo tipo de zombies, que es la moda de hoy. Y, claro, todos tratarán de acudir a la fiesta con el mejor disfraz que supresupuesto le haya permitido.


Más allá de las terribles implicaciones espirituales de esta celebración pagana,  la gente se disfraza de todos estos iconos de temor como una forma de minimizarlos, de burlarse, de jugar a que estamos por encima de aquello que nos causa espanto y al menos, por una noche, nos reímos del miedo caricaturizado.

Pero en este concurso, el premio al mejor disfraz de la noche se lo lleva uno solo: el miedo.


El miedo o el temor: esa emoción primaria provocada por la sensación o el conocimiento de un peligro real o supuesto. Presente, futuro o a veces hasta pasado, el miedo es un experto en el uso del disfraz y el camouflage y usa todo lo que está a nuestro alrededor, todas las circunstancias, todas las grietas de nuestra personalidad para tratar de meterse y apoderarse del control de nuestras vidas. 

Y para él, todo el año es Halloween.

El miedo o temor es una gran locomotora oscura que  arrastra varios vagones: oscuridad, necedad (cuantas tonterías no hemos hecho por temor) la mentira, la idolatría (Cuantos pactos no habremos cerrado sin saberlo por temor…) soledad, violencia, enfermedad, muerte…Y por supuesto,  ya sabemmos quien es el maquinista que conduce la locomotora por las vías de nuestra mente.

Cuando éramos niños y no podíamos resistir ver una película de terror de esas que pasaban los sábados por la noche en la tv, a muchos nos ocurría que luego, en la oscuridad de nuestro cuarto, sentíamos o creíamos ver cosas que nos asustaron: una sombra que se movía, la puerta del closet que se abría un poquito, ruidos cercanos...Cosas que no eran una amenaza y ni siquiera eran reales (la sombra era el movimiento de unas ramas ante el farol de la calle, la puerta se entreabrió por la brisa, los ruidos eran las maderas del suelo encogiéndose ante el cambio de clima) 

Y es que ese es el truco más usado por el temor: engañarnos para que creamos que esa supuesta amenaza nos va a destruir y así, no solo no podamos avanzar, sino que abramos camino a los vagones que vienen detrás de la locomotora para que nos aplasten y, por supuesto, para que nuestra fe y confianza en Dios se debilite o desaparezca.



El temor es algo con lo que he luchado muchos años de mi vida. Cuando conocí a Cristo hace más de 20 años, recuerdo que regresaba de la iglesia hacia mi casa e iba leyendo mi Biblia nueva (que me había regalado el mismo amigo que me compartió de Jesus) y recuerdo que en ese bus que iba casi vacío, leía y tuve la primera porción bíblica de mi vida por la que Dios me habló directamente. Ya saben, cuando una palabra específica parece “saltar” hacia nosotros, hacia nuestro corazón y nos habla directamente al espíritu. Esa palabra esta en Juan 6:20 y el primer versículo con el que Dios habló a mi vida dice: “Mas El les dijo: Yo Soy, no temáis” (Versión RV)

Por supuesto no era ninguna casualidad. Dios estaba apuntando a uno de los problemas más profundos de mi vida. Pero no fue tan fácil. Pasaron muchos años con los que luché contra este sentimiento y muchas veces perdí, dejando que tome control de mi vida. La lista de estupideces y errores que cometí por dejar que el miedo me domine es del largo de un rollo de papel para baño. 

Y aún hoy debo luchar a diario para que ese pequeño gigante no tome el control de mi voluntad.  Y la forma de vencerlo es ponerlo bajo los pies de Jesús. Claro que eso no es tan sencillo como se escribe. Se necesita una completa confianza en Dios y estar sintonizado con su realidad espiritual para que no cedamos ante las amenazas del temor.

El criado del profeta Eliseo lo vivió en carne propia.  Cierto día el rey de Siria envió sus tropas a apresar al profeta Eliseo y así lo rodearon para atraparlo. El criado, viendo las tropas y carros que se le venían encima, tembló y con justa razón pues ya se veía muerto antes que acabara el día, así que externó su temor a Eliseo. Si hubiera sido otra persona la que lo oía en vez del profeta, el criado le habría contagiado su temor y seguramente ambos hubieran cometido algún error mortal como tratar de escapar o rendirse o lo que sea que de seguro hubiera acabado con sus vidas, pero estamos hablando del profeta Eliseo, el sucesor de Elías.

¿Y qué hizo Eliseo? Pues oró a Dios para que le abriera los ojos espirituales a el criado y este, entonces, pudo ver muchos más carros de fuego y soldados de parte de Dios rodeando el ejército Sirio. De hecho, pudo presenciar el poder de Dios de inmediato cuando el profeta oró y todo el ejército Sirio quedó ciego e indefenso.
Es que la formula está muy clara en la Biblia y Eliseo la conocía aún miles de años antes que Juan la escribiese en sus epístolas: “En el amor NO hay temor, sino que el perfecto amor ECHA FUERA todo temor.”

Eliseo conocía a Dios. No solo conocía el poder de Dios sino conocía la esencia e Dios: Dios es amor. Dios es, como dice Juan, el perfecto amor. Y el perfecto amor echa fuera todo vestigio de temor. Porque, cuando sabemos con certeza que Dios nos ama con tanto amor que no escatimó a su propio hijo por nosotros, entonces podemos estar seguros que, cualquiera sea la amenaza que el miedo quiera vendernos, Dios es mayor que ella y nos ama lo suficiente como para que estemos seguros que El tiene el control de la situación.

Todo lo contrario sucede cuando no tenemos esa confianza en Dios.  Un poco después del evento donde Eliseo y su criado fueron guardados por Dios de los sirios, vemos a los mismos sirios sitiando la ciudad de Samaria.  ¿Y qué hizo Dios para vencerlos? Simplemente les hizo oír como “estruendo de caballos y carros de combate y soldados” Y el temor hizo el resto: los sirios pensaron que estaban siendo atacados por un ejército mayor y huyeron aunque, en realidad, ninguno vio ni constató que los estaban atacando.

Así obra el temor en nosotros: amplifica nuestras propias flaquezas y nos hace creer que no hay salida. Y si lo dejamos, acabamos como los sirios: huyendo y dejando todo lo que tiene valor para nosotros tirado en el suelo.


El único temor saludable es el “Temor de Jehová” y, claro, no estamos hablando de tenerle miedo a Dios (aunque muchos que le dan la espalda deberían) Estamos hablando de un respeto total porque El es Santo, porque El es Dios todopoderoso y unido a ese respeto que nos aleja del pecado, va implícito el amor y la gratitud porque no solo nos creó y no solo nos salvó por medio de la sangre de Su Hijo, sino porque nos ama para siempre y ha diseñado todo para que seamos parte de su maravilloso plan.


Salomón decía que este temor reverente es el principio de toda sabiduría. Este modo de vida nos alejará del pecado y las artimañas del diablo y nos protegerá de las malas decisiones que el actuar fuera de la voluntad de Dios nos puede acarrear.

No dejemos que el miedo nos diga cómo vivir nuestra vida. Arranquémosle el disfraz y desnudémoslo a la luz de la palabra de Dios. Y cuando nos salga al paso en nuestros pensamientos y nos quiera asustar como si fuera un gigantesco dinosaurio radioactivo de película japonesa, recordemos lo que Juan, aquel que pudo recostar su cabeza sobre el regazo de Jesús, quiso que no olvidemos en momentos de temor e incertidumbre:  El perfecto amor con el que Dios me amará por siempre echa fuera todo temor, porque mi vida entera esta bajo Su control.

Pablo Monlezun

                                    Duermo tranquilo porque El me guarda

REFERENCIAS BIBLICAS:

JUAN 6
2 REYES 6
1 JUAN 4
SALMO 111
SALMO 19
PROVERBIOS 9

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lunes, 21 de octubre de 2013

CAMINO A CASA


En la película “Star Trek, the Voyage home” (Star Trek, el viaje a casa), la nave Uss Enterprise con toda su tripulación viaja al pasado (a los ochentas) para buscar un elemento que salvará el planeta en el futuro.


En una escena, el Dr. Mc Coy entra a un hospital (en los ochentas) a rescatar a un miembro de la tripulación y se cruza con una señora que esta en una camilla pidiendo un doctor. El medico se detiene ante ella y después de saber su condición, le da una "aspirina del futuro" y se va. Minutos después, cuando, huyendo del hospital,  pasa junto a ella nuevamente,  la señora le grita emocionada y agradecida que le creció un nuevo riñón…


Ah, el remedio soñado: ¡Que en vez de tener que operar, mejor algo nos sane al instante! Todos queremos la píldora mágica que nos cure de todo sin tener que pasar por ninguna otra etapa.

Regresando a “Star Trek” ¿Quién de los que ha visto la serie o películas no habrá anhelado que existiese un “tele transportador” como el que muestran allí, de modo que pudiésemos entrar en él y ser transportados en un segundo a cualquier distancia?

Resulta que hubo un joven que tuvo que viajar sin tele trasportador y debió pasar por un proceso sin píldoras milagrosas, como todos nosotros.

Este joven era heredero de un hacendado acaudalado. Cuando alcanzó la mayoría de edad le pidió a su padre que le adelantase su herencia. Ya con ese dinero, se fue lejos y se dio la gran vida y no se privó de nada. Al tiempo quedó en bancarrota y tuvo que trabajar de jornalero. No le alcanzaba ni para comer, de modo que hasta quería alimentarse de la comida que le daban a los cerdos.

En medio de su desgracia recordó que tenía un padre, a quien había defraudado, en cuya hacienda los jornaleros eran bien tratados  y decidió ir a verlo, para pedirle perdón y rogarle que lo recibiera como a un jornalero más. Jesús nos relata en la historia inmediatamente después que el padre, cuando lo vio venir a lo lejos, lo reconoció y fue movido a misericordia por su hijo que estaba volviendo.

Ahora, si esto hubiese sido un capítulo de “Star Trek”, el joven se hubiese "tele transportado" desde la hacienda adonde trabajaba hasta la hacienda de su padre. O si esto hubiese sido una película, podríamos haber editado el material desde que el joven tomó la decisión (ahí va un corte) y aparece caminando cerca de la casa de su padre, justo cuando este lo ve.

Esta última versión es como eligió Jesús contarla, pero por más que haya escogido editarla, algo sucedió seguro en la historia del joven: tuvo que viajar desde la hacienda hasta la casa de su padre.

Recordemos su contexto: esta muerto de hambre y sin dinero. Esta desanimado y cansado y encima agobiado al reconocer lo que ha hecho, además, lleva el peso de la vergüenza de tener que enfrentar a su padre, a quien defraudó y a su hermano, quien gozará en el futuro de la herencia que este joven ya no tiene.

Con todo ese peso, con toda esa carga, el joven debe iniciar el largo viaje a casa. largo, pues si no tenía ni para comer, mucho menos tendría dinero para pagarse un transporte.

Es un camino plagado de temores y arrepentimiento, acompañado por la tentación de regresar...

¿Sera que mi padre me recibirá o acabaré en la puerta de la que una vez fue mi casa, muerto de hambre y cansancio? ¿Tendré las fuerzas para llegar? ¿Por qué mejor no me quedo adonde estoy y trato de robarle la comida a los cerdos? ¿Para que la molestia del viaje?

El salmista decía que Dios es quien saca del hoyo mi vida y eso es cierto, pero también hay un camino que recorrer allí. No hay edición ni tele transportador divino. El camino es hacia arriba, hacia la luz, despegándonos del fondo que nos retenía, confiando en que Dios no nos soltará a la mitad y acabaremos rompiéndonos la cabeza.

Es en ese camino, a menudo solitario de compañía humana, adonde luchamos con nuestros miedos, alejamos a los demonios, limpiamos el alma, somos probados y aprobados y conocemos más de cerca a aquel que nos ama con amor eterno, porque es un camino de fe. 

Las circunstancias, nuestra naturaleza , nuestra mente, todo eso nos trata detener, de regresarnos a lo “malo conocido” porque nuestra mente natural no tiene nada que ver con la fe. El camino de regreso desde cualquier lugar a donde hayamos caído es un camino de redención y fe. 




Quizá el escenario es árido y polvoriento y solo vemos una larga carretera por delante que parece no tener fin ni destino. Pero es ahí adonde debemos confiar en las promesas de Dios, fijar los ojos en su Palabra y avanzar. Seguir metro a metro, minuto a minuto, día a día. 

Y al igual que en el hoyo oscuro, nuestros ojos deben estar siempre fijos en la luz.

Cuando el joven tomó responsabilidad por sus actos y entendió que había pecado contra Dios y su padre, inició el camino a casa. 

Y no hay que detenerse ni volver hasta llegar a la meta. Colón y otros exploradores como él sabían algo cuando salieron a explorar nuevos mundos: una vez pasada la mitad de la travesía no podían volver atrás porque no les hubiesen alcanzado las provisiones y morirían, por eso luchaban por ir hacia adelante.

Hay caminos realmente duros de transitar y siempre es mejor iniciarlos uno mismo que ser “empujados” hacia allí por Dios o por nuestras propias consecuencias.

El Rey Nabucodonosor se enorgulleció cierta vez y pecó contra Dios. Dios lo castigó haciéndolo vagar siete años por el campo, comiendo como animal hasta que recobró la razón y le dio la gloria a Dios.

Cuando se trata de restauración no hay atajos. No hay píldoras. Un hueso roto necesita tiempo para soldar y para ello debemos cargar con un yeso el tiempo necesario. Hay procesos que no podemos saltar. Porque la sanidad viene justamente incluida en ese camino. Y si es cierto que hay caminos de regreso muy difíciles. El salir de una adicción, por ejemplo, ya sea alcohol, drogas, juego, etc, es muy duro. 


¿Y qué sucede cuando el camino de regreso a casa se presenta ante nosotros tormentoso y escarpado? ¿Por qué muchas veces queremos negociar con Dios y pedirle que lo acorte, que nos lleve más rápido o que lo cambie? ¿Acaso será porque no confiamos en que Dios nos lleve a buen puerto?

Jesús pudo atravesar todo lo que atravesó porque tenía absoluta confianza en su Padre y ese es el requisito necesario para emprender el viaje.

Pero Dios como buen padre sabe que ese camino es necesario, por más duro que sea, para sanarnos. El ejemplo más sublime lo tenemos en Jesús mismo: Él tenía que sufrir y morir por nuestros pecados. Y Jesús, sabiendo esto claramente, con toda su humanidad le pidió al Padre que, si podía, cambiase ese destino de dolor y sufrimiento. Con el dolor del alma, Dios Padre tuvo que ver como Su Hijo sufría pero no cambió Su voluntad…Y todo esto por nosotros, por amor a la humanidad.

El joven de la historia tomó el camino poniendo la fe donde tenía que estar: Padre perdóname y hazme como uno de tus jornaleros

El no esperaba un arco iris y una olla de oro. Solo esperaba poder pedirle perdón y alcanzar la suficiente misericordia para estar otra vez a su lado, pero no contaba con el amor incondicional del padre, quien lo reconoció a la distancia, lo recibió, lo perdonó, lo vistió, lo curó y le dio otra vez la potestad de ser llamado su hijo. ¡Igual que lo desea hacer Dios con cada uno de los que corremos hacia Él! Porque nunca olvidemos el final de la historia: "Mientras el hijo todavía estaba muy lejos de la casa, su padre lo vio y tuvo compasión de él. Salió corriendo a su encuentro y le dio la bienvenida con besos y abrazos" (Versión La palabra de Dios para Todos)

En el momento más cansado, Dios mismo se adelantará para recibirnos, porque, aunque nos parezca extraño, Él esta aún más interesado  que nosotros mismos en que lleguemos a la meta.

Y aunque el camino sea duro y difícil, si es el camino escogido por Dios, nos llevará tarde que temprano, a casa.

Pablo Monlezun


Dios siempre te recibe en su casa

REFERENCIAS BIBLICAS

LUCAS 11
SALMO 103

DANIEL 4

LUCAS 22

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martes, 1 de octubre de 2013

EL HUEVO Y LA GALLINA


 ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina?
Yo digo: el huevo.
¿Y quien puso entonces el huevo?
Yo digo: buen punto. Entonces fue primera la gallina.
¿Y de de que huevo salió la gallina?
Mmmmm.



Uno podría dar vueltas toda la vida sin resolver este tonto enigma literario.

Precisamente, algunos de nosotros vivimos constantemente en medio de un enigma sin resolución. Para algunos son defectos de carácter, para otros falta de fe, para otros son vicios, para otros son dudas. Sea cual fuera la causa, parecemos condenados a repetir los mismos errores una y otra vez cada día, como si fuésemos personajes de la película “El día de la marmota”.

Muchos encaramos el día encomendándonos a nuestro Creador y exponiéndole todos los problemas de los que queremos ser libres de una vez y para siempre. Y oramos con fe, con determinación y con ánimo. Sin embargo, esos mismos problemas nos tragan como la ballena a Jonás y pronto estamos sufriendo por habernos golpeado el mismo dedo otra vez contra la puerta.

¿Acaso no hay solución entonces? ¿Es que la vida sana y abundante esta solo disponible para unos pocos escogidos? ¿Cómo romper el círculo?

Hace unas semanas, un buen amigo me dio la respuesta al acertijo del huevo y la gallina. Y la respuesta es…Dios.

Si fue primero la gallina es porque la creó Dios, porque en Génesis dice que fue él quien creó a toda especie animal.
Y si fue primero el huevo, también fue Dios, porque quizá, fue la forma en que creó a la gallina. Como sea, la respuesta es Dios.

Y justamente es Dios es el que puede romper el acertijo endemoniado que ata nuestras vidas.
Muchas veces, el problema está en que vivimos día a día con la mirada puesta en lo que nos aqueja. Aún cuando oramos, ponemos el foco en esos problemas de los que le pedimos a Dos que nos libre y así vivimos hora tras hora, minuto tras minuto en una diaria y agotadora agonía.
¿Y que obtenemos? Justamente el efecto contrario: el estar todo el tiempo con la atención puesta en los problemas hace que los vemos cada vez más grandes, más difíciles, más poderosos y estos acaban por socavar nuestra fe y nuestra esperanza y nos volvemos sus esclavos y ellos toman nuestra mente bajo control quitándonos el sueño y permeando nuestra voluntad.

Y la solución es la misma que con el huevo y la gallina. Si solo te concentras en el huevo y la gallina, no hay respuesta, pero si miras afuera del problema y ves a Dios, resulta que estás viendo la respuesta.

Cuando saco los ojos de esos problemas que me torturan y los pongo en Dios, es cuando la solución comienza a llegar, porque Él (Dios) es quien…

Perdona todas mis iniquidades.
Sana todas mis dolencias.
Rescata del hoyo mi vida.
Me corona de favores y misericordias.
Sacia de bien mi boca
De modo que rejuvenezca como el águila.

Los problemas, los errores, las faltas, cobran otra dimensión cuando los ponemos bajo los pies de Jesús. Esto no significa minimizarlos o justificarlos, sino ponernos en el lugar adonde deben estar para que Dios, al entregarle nuestra voluntad, pueda sanarnos y corregirnos, porque Dios tiene el control de todo.

Jesús no se asustó de lo que habían hecho  los pecadores que venían a él por redención. No se asustó de la traición de Pedro, ni de que Jacobo y Juan le sugiriesen hacer descender fuego del cielo para consumir a los samaritanos que no los dejaban pasar. No se asustó de la falta de fe del padre del endemoniado, ni de que Lázaro apestara a putrefacción cuando mandó a quitar la piedra.

¿Y por qué? Porque no vino a condenar, sino a salvar lo que se había perdido. 
Si ponemos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, entonces ya no estaremos luchando con nuestra pequeña fuerza contra gigantescos molinos de viento, sino que seremos testigos de cómo el Espíritu Santo nos va transformando a la imagen y estatura de Jesús. Dios no se ha rendido en su decisión de cambiarnos ¿Por qué habremos de rendirnos nosotros? 

No es un proceso fácil, no es de la noche a la mañana y no esta exento de resbaladas y traspiés, de caídas y derrotas (lo digo por extensa experiencia en este punto) pero si seguimos, si no desmayamos, si perseveramos...llegaremos. (Sino pregúntenselo a aquellos que pensaban que Pedro sería un pescador ignorante toda su vida, quisiera ver sus caras esa mañana de Pentecostés.)

Y así, cuando los temores nos asalten y nos quieran convencer de que nunca cambiaremos, de que nunca lo lograremos, ya no importara mucho saber si fue primero el huevo o la gallina. Lo que realmente importara es saber quién Es primero hoy en nuestra vida y esa es la única respuesta que importa: Dios.

Pablo Monlezun




REFERENCIAS BÍBLICAS:

SALMO 103

HEBREOS 12

LUCAS 22

LUCAS 9

MARCOS 9

JUAN 11

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