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lunes, 17 de junio de 2013

LA "NOCHE BUENA"



Aunque soy argentino, vivo en México desde hace unos años. En mi casa hay una árbol al que aquí llaman “noche buena” que da unas bellas flores rojas, justamente para la época navideña, de ahí su nombre.

Cuando nos mudamos a la casa estaba totalmente frondoso, lleno de hojas y flores, pero sus ramas estaban todas torcidas, sin forma, saliéndose por la reja hacia la banqueta. El jardinero ofreció podar el árbol para que creciera derecho y fuerte. Accedí y al cabo de una hora la tarea estaba terminada.

Mi bello árbol quedo pelado, sin belleza, como muerto.



Paso un mes, mes y medio y seguía igual, sin brotes a la vista. Sus ramas parecían inertes. Comencé a desesperarme ¿Acaso el jardinero había podado tan profundo que había asesinado a mi árbol?

A veces, en nuestra vida cristiana nos pasa algo parecido. Cuando llegamos a Dios venimos todos torcidos, llenos de malos frutos y flores que no le sirven a nadie. El jardinero celestial comienza la tarea en nosotros y generalmente, comienza con una poda profunda, quitando lo que sobra, lo que estorba, cortando las ramas que traen malas cosechas a nuestras vidas.

El tiempo pasa y nos vemos igual que mi “noche buena”: sin fruto aparente, sin vida. Hemos creído en Dios y confiamos pero las cosas no parecen haber cambiado. Nos sentimos defraudados. Nada de lo que hacemos parece dar resultado. No hay avances, ni siquiera vemos  un miserable brote que nos de esperanza que algún día, como Dios nos lo ha prometido, finalmente floreceremos.

El mundo en que vivimos va demasiado rápido. Todo lo queremos ya. 

Hoy encendemos la laptop y sufrimos porque tarda un par de minutos en estar operativa. Hemos olvidado las primeras computadoras “Pentium 100” de hace 15 años que, en comparación, era como tener un caracol arrastrando una roca y sin embargos nos maravillábamos de lo que podían hacer. Por eso nos desesperamos, queremos ver nuestra vida cambiada con la rapidez que se toma una aspirina. 

Pero Dios no esta apurado. Tiene la eternidad a su favor y el control total de la situación,así que Él se  toma el tiempo que necesite.

Así como la vida del árbol esta dentro, en la savia que recorre sus ramas, nuestra vida también está dentro de nosotros. Cristo esta dentro nuestro. El Espíritu Santo esta dentro nuestro. Toda la divinidad que no puede ser medida o contenida en el universo, sin embargo, esta en nuestro corazón y está actuando. 
El mundo del "Ya" se ríe cuando ve nuestro crecimiento y se burla de nuestra aparente falta de fruto. A veces podemos desesperarnos si les prestamos demasiada atención. 

Sin embargo, cuando parece que nunca vamos  a sanar, que nunca vamos a crecer de nuevo, Dios nos sorprende…




Pasado ese mes y medio, una mañana me quedé "helado" cuando al pasar junto a la “noche buena” me pareció ver que había como cositas adheridas a sus ramas. Me acerque a ver, pensando que eran insectos y  ¡Eran brotes! ¡Sus ramas se estaban cubriendo con pequeñísimos brotes verdes de un día al otro!




Así es como Dios está trabajando en nosotros y no nos damos cuenta. Como el jardinero, a veces necesita cortar y quitar ramas de nuestra vida. 
¡Cuantas veces Dios tiene que meter su mano y quitarnos cosas o movernos de lugar y a la vista de otros parecemos, desamparados, hasta castigados…como le ocurrió a Job!  Pero Él está trabajando por dentro, cuando menos nos damos cuenta aparecen los brotes. Parecen insignificantes y a nadie asombran, pero ellos llevan el potencial de vida para convertirse en gigantescas ramas que darán su fruto en su tiempo establecido.





En el Génesis leemos la historia de José:  Este muchacho tenía grandes dones de parte de Dios pero también un gran orgullo que les hacía sombra. Dios decidió "podarlo" y por un tiempo la vida de José pareció estancada y olvidada por su Creador: traicionado por sus propios hermanos, encarcelado injustamente en Egipto, separado por años de su familia. Sin embargo todo era parte de un cuidadoso plan de Dios que, al momento de ser revelado, no solo puso a José en un lugar único en la historia sino que mostró un José nuevo, florecido de misericordia y sabiduría.

No tengas dudas: Dios quiere hacer de nosotros un árbol lleno de frutos y flores,  pero esta vez ordenado, fuerte, con un gran propósito: que otros vean nuestras ramas y nos pregunten por el jardinero milagroso y así, podamos decirles que Él también los esta aguardando y promete que llevaremos mucho fruto.


Pablo David Monlezun

                                                                                           
REFERENCIAS BÍBLICAS:

Juan 14
Salmo 80
Lucas 13
Isaías 55
Génesis 37




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4 comentarios:

  1. Ayyyyyyy me encanta esta reflexión, además porque están acompañadas de fotografías reales de la historia narrada¡¡

    Caro :)

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    1. Gracias y disculpa que recién he visto tu comentario. DTB!

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  2. Es una historia muy educativa acerca
    de la vida cristiana, excelentemente narrada e ilustrada. Dios lo bendiga y lo siga utilizando en el crecimiento de su obra evangelizadora.


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    1. Gracias y disculpa que recién he visto tu comentario. DTB!

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