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miércoles, 26 de junio de 2013

LUISITO EL GIGANTE

Luis medía un metro de estatura y sin embargo, era un gigante.

En realidad, aunque aparentemente medía un metro,  en realidad se elevaba  más de dos metros sobre el suelo.

Desde que Luis nació, el médico que lo trajo al mundo supo que ese bebé sería un gigante. De hecho iba a ser el primer gigante en un pueblo donde todos medían un metro de estatura.

Cuando las personas se enteraron de esto, en vez de alegrarse, tuvieron miedo. Pensaron que si Luis llegaba a ser un gigante, podría hacerles daño, dominar el pueblo, saquear sus bienes y nadie podría detenerlo.

¡Había que hacer algo antes que Luis creciera! Un anciano propuso la solución: “Ahora que es un niño, creerá todo lo que le digan asi que... ¿Por qué no le decimos que es un enano?”
Nadie entendió como podría funcionar eso. ¿Cómo hacer pasar a Luis por enano si llegará a mediar más del doble que los demás?

El anciano respondió: “Es muy simple en realidad. Vamos a enseñarle de pequeño a que ande siempre encorvado y que conforme vaya creciendo se encorve más, hasta que llegue a caminar con su cabeza a la altura de sus rodillas. De ese modo, medirá menos que nosotros y acabará siendo el enano del pueblo”

Así lo hicieron y, tal como el anciano había dicho. Incluso, aunque su nombre era Luis, lo comenzaron a llamar "Luisito" para hacerlo sentir pequeño. "Luisito" lo creyó y fue bajando la cabeza hasta convertirse en un enano.

El pueblo dejo de temerle. De hecho, algunos olvidaron la verdadera condición de Luisito y se burlaban de él, lo llamaban enano, lo golpeaban en la cabeza. "Luisito" se sentía humillado, infeliz, triste y pequeño.

Un día, "Luisito" descubrió en su registro de nacimiento que el médico que lo trajo al mundo afirmaba que ese bebé iba a ser un gigante que mediría más de dos metros.

"Luisito" buscó al médico y le dijo “¿Cómo puede usted decir que yo soy un gigante si con mi frente casi toco el suelo y todos me dicen enano?”

El médico le respondió: “Luis, solo tú puedes decidir a quién le vas  a creer. Si a mí que te conozco desde que naciste y te traje a la vida o a la gente mediocre que les conviene tener un enano en el pueblo que los haga sentir gigantes”

"Luisito" meditó en esto. En el fondo de su corazón sabia que el médico decía la verdad, aunque su espejo le mostraba lo contrario.

Decidido, trató de incorporarse pero no pudo. Su espalda acostumbrada a estar encorvada, le dolía demasiado, así que desistió.

Por un tiempo fue más cómodo caminar como enano. La espalda no le dolía y sentía la seguridad de saber cual era su lugar en el pueblo, pero algo dentro de "Luisito" le decía. “No eres un enano”. Esa voz lo importunaba a todas horas, le quitaba el sueño.

"Luisito" decidió probar otra vez y así comenzó a incorporarse un poco, luego un poco más y un poco más cada día. El dolor, que era insoportable al principio, fue cediendo hasta que "Luisito" se incorporó completamente y comprobó que el doctor le había dicho la verdad:  era un gigante de más de dos metros de altura.

El día que vieron a "Luisito" caminando erguido por el pueblo, todos los mediocres se aterrorizaron y pensaron “Ahora se vengará de lo que le hicimos y nos va a destruir” así que  se juntaron frente a él a rogarle que no los matase.

Entonces, Luis les respondió con una sonrisa mansa: “No tengan miedo ni se preocupen. Ahora que soy alto puedo ver que hay muchas cosas interesantes más allá de este pueblo. No quiero ser como ustedes. Me voy fuera a buscar gente más alta que yo para que me enseñe a crecer todavía más” 

Y así Luis salió del pueblo sin mirar atrás.


Por lo general veremos un patrón algo común en la gente que triunfa en lo que se propone: son obstinados y no ceden ante las críticas ni el desánimo. Se las ven duras, el camino no se les hace fácil y a veces se quedan solos por un tiempo, pero  la pasión y una fe de hierro en lo que hacen los lleva a la meta.
Al resto del rebaño “promedio” no les gustan los valientes, los osados, los que se avientan en pos de lo que creen. Ellos quieren seguir una vida mediocre y tranquila hasta la tumba.

Por eso, cuando se levanta entre ellos alguien que les recuerda que no hay imposibles…aparece una alarma silenciosa en el rebaño que los pone en modo de “Hagámoslo enano” e inmediatamente comienza el acoso psicológico para pedirle al mentecato que ha osado creer en lo imposible, que desista. No sea cosa que lo alcance y haga ver al rebaño como ovejas tontas.

Hace unos tres mil años (horas más, horas menos) apareció un tipo así. A simple vista, la sociedad machista de la época no daba tres centavos por él: casi adolescente, de facciones delicadas… ¡Y hasta tocaba el arpa! Este pastorcito aparentemente no era prospecto a nada importante en la vida.  Pero un buen día Dios le dijo al profeta Samuel que iba a reemplazar al Rey Saúl (Alto, bien parecido, perfil griego) por un nuevo rey y entonces mandó al profeta a la casa del padre del joven pastorcito llamado David.

Una vez allí el profeta pensó que el nuevo rey estaría entre los hermanos de David (Altos, bien parecidos, perfil griego) pero Dios lo sorprendió pidiéndole que unja al joven pastorcito que cargaba un arpa cual Hippie sesentero.

Ahora, David estaba acostumbrado a que sus hermanos lo tomaran en poco, por eso, cuando sus hermanos y el resto de Israel  (Rey Saúl incluido) se hacían del uno en el pantalón ante las amenazas del enorme filisteo Goliat, nadie le dio importancia a ver a David en el campo de batalla, de hecho sus hermanos lo regañaron… ¡Por haber dejado las ovejas solas! David no se dejó etiquetar por nadie y pidió permiso para matar al filisteo. Saúl, con total lógica real, le respondió que era jovencito, inexperto y que Goliat era un soldado experimentado (y no olvidemos su tamaño)



David usó una lógica diferente:

"Dios me libró de un león y de un oso que quisieron llevarse mis ovejas"

O sea: Dios me libró del León + Dios me libro del oso= Dios me librará del filisteo

Un rato después, la cabeza de Goliat, con una piedra clavada en la frente, estaba en manos de David…el próximo rey de Israel.

David no miró su estatura. Tampoco miró la del gigante. Miró la de Dios y en esa mirada se basó toda su vida y todas sus proezas vinieron de allí.

Quizá no estamos en un puesto de privilegio. Quizá no tenemos apellido ni fortuna. No somos genios, ni artistas mediáticos, ni opinólogos célebres ,ni intelectuales de moda. Quizá estamos en nuestra propia montañita con la simple tarea (que a nadie le interesa) de cuidar unas pocas ovejitas.

Pero Dios ha puesto la mirada en nosotros. Ese pequeño polvo cósmico que somos comparados al universo, ha motivado el amor de nuestro Creador de tal manera que envió a su único hijo a morir para salvarnos.
Y sí, es cierto que somos imperfectos, pequeños ante el mundo y con una historia plagada de errores, pero si creemos que Dios es suficientemente poderoso para usarnos para Su Gloria, entonces calificamos perfectamente en la parte de la Palabra que dice que “Dios escogió lo vil y menospreciado y lo que no es para deshacer lo que es”.

No lo dudes, no importa tu tamaño ante el mundo. No importa si ante la sociedad (aún ante la sociedad cristiana) no ocupas un lugar de preponderancia. Si Dios te dejó al cuidado de dos humildes ovejitas en la cima de un monte solitario, estás cumpliendo con Su voluntad, te has ganado el amor y gratitud de esas ovejitas y quizá, hay un enviado de Dios en camino para llevarte a una aventura increíble, porque hay un gigante poderoso viviendo en tu corazón y El es el que te motiva a soñar que hay algo más allá que todavía puedes alcanzar.

Ese gigante venció la muerte y venció a Satanás en la cruz  y tiene planes que ningún ojo vio ni oído oyó… ¡La llamada a la aventura comienza! ¿Te la vas a perder?

   Pablo David Monlezun




 REFERENCIAS BÍBLICAS:

1 Y 2 DE SAMUEL

1 Y 2 DE REYES

JUAN 3

1 CORINTIOS 1

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4 comentarios:

  1. GRACIAS ESA PALABRA ERA PARA MI...DLB

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  2. Si relmente entendieramos quienes somos,los hijos de Dios,ya no habria derrotas,ni fracasos,tampoco enfermedad,ni tristezas en nuestras vidas..y vivriamos de glorias en glorias..y de victorias en victorias...

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