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viernes, 19 de julio de 2013

EXTIENDE TUS ALAS

Hay una vieja canción del grupo Queen que se llama “Extiende tus alas” (Spread your wings)  la canción narra la historia de Sammy, un joven que trabaja en el bar Esmeralda barriendo el piso y que un día se plantea si no hay algo  más en su vida. 

De pronto siente que tiene que hacer algo más importante que solo barrer el piso.



La canción cuenta que el jefe de Sammy le replica que se saque esas ideas de la cabeza, que nunca va a llegar a nada y hasta le pregunta ¿Por qué no puedes ser feliz barriendo en el bar? Otra voz, la del cantante, le canta a Sammy: “Abre tus alas y vuela…simplemente porque eres libre”

Hace 20 años que trabajo en el medio televisivo. He pasado por épocas malas y épocas muy buenas, como la mayoría de la gente en sus propias profesiones. No me arrepiento ni un segundo de haber escogido este camino. Desde mi niñez me enamoré de la televisión y su mundo, sin embargo, cuando salí de la secundaria y me preparaba para estudiar la carrera que me acercaba al amor de mi niñez, llegaron “las voces”…

Estas pueden venir de gente mediocre que te quiere detener (Como el jefe de Sammy) o de gente bien intencionada que quiere evitar que te lastimes porque no sienten lo que tú sientes. En mi caso fueron las  voces bien intencionadas de mis padres que me decían que trabajando en televisión me iba a morir de hambre ¿Qué tal si mejor estudiaba primero una carrera que me diera dinero y luego hacia lo que quería? Por escucharlos y acallar mi voz interior, comencé un peregrinaje de carreras que me paseó por la abogacía, profesorado de letras y hasta biología marina (Algo extraño si tenemos en cuenta que siempre reprobé física y química y me mareo en el mar…)

Después de perder cuatro años, estudié la carrera que quería. Terminé de estudiar comunicaciones casi en la misma época que conocí a Dios y conocí la libertad a través de Jesucristo. A partir de ahí podía realmente extender mis alas y volar como Sammy…simplemente porque era libre. 

Por supuesto las voces no se hicieron esperar. Al mundo y su sistema no le gustan que extiendas tus alas y seas llevado por Dios a lugares más altos. Un cristiano mediocre en su fe les funciona aún mejor que alguien que no conoce a Dios, porque ese sería un ejemplo perfecto para desanimar a otros que recién han puesto sus ojos en Jesús.

En la Biblia hay muchos ejemplos de voces que intentaron cortarle las alas de fe a otros: Le dijeron a David que no podría contra Goliath, le dijeron a Moisés que no podría liberar al pueblo de la opresión del Faraón, le dijeron a Bartimeo que callara cuando este clamaba a Jesús en el camino, le dijeron a Jesús que no podría resucitar a Lázaro porque este ya olía mal…

Extender las alas de la fe no es cosa fácil. Quizá las tuvimos cerradas tanto tiempo que duele desplegarlas. Por otro lado nos obliga a tener un objetivo, un lugar hacia donde volar y eso significa dejar la seguridad del nido, de lo cotidiano, de lo rutinario, del suelo…

Sin embargo, extender las alas es el paso final de la teoría  a la práctica. Como les ocurre a los polluelos de ciertas aves, que son empujados por sus propias madres fuera del nido y, en el aire, es donde deben confiar en sus alas y remontar vuelo.





Hay un lugar en el mundo para cada uno de nosotros. Hay un lugar en la historia que Dios a apartado para que podamos crecer y tengamos un propósito único en su plan. 

En un Transatlántico debe de haber tanto el que barre el piso como el que maneja el barco. Ambos son necesarios. El problema es si tu estas llamado a manejar el barco y te pones mejor a trapear la cubierta.

Si tu lugar es el de barrer el piso y eres feliz allí es una cosa, pero si sabes que estás llamado a otro lugar y acallas ese deseo…tus alas se pudrirán como el maná que no se usó en el desierto.

Porque esa es la voz que vale escuchar: la voz de Dios que te llama a crecer en la fe. 

Luego que  los discípulos se encontraron en el camino con Jesús resucitado se decían “¿Nos ardía nuestro corazón cuando caminaba con nosotros y nos explicaba las Escrituras?” La Palabra de Dios contagia pasión y fe.

Necesitamos oír la dirección de Dios. Si no sabemos cuándo y hacia donde volar, hay que alejarnos del ruido por un tiempo, como Jesús lo hacía y orar. Dios nos mostrará nuestras alas y nos dirá para qué sirven y el fuego de la fe nos empujará fuera del nido hacia el camino señalado.



Cuando acabé la secundaria, mi primer trabajo fue de ayudante de barman en un bar de un club. El barman era un español cuyo mundo era ese bar y amaba la rutina del mismo. Alguna vez le conté de mis aspiraciones televisivas y me dijo que me olvidase de eso y que si me aplicaba, algún día  podría ocupar su lugar...

Yo escribo esto a 11.000 km de ese bar. Llevo 20 años en mi profesión y esta me ha dado muchas satisfacciones y llevo 20 años siguiendo a Dios y El nunca ha dejado de llamarme a volar. Abrir las alas de la fe no siempre ha sido fácil y no han faltado las tormentas que amenacen el vuelo, pero siempre que volé, llegué a destino.

Como le aconsejaron a Sammy: abramos nuestras alas, simplemente porque somos libres de hacerlo. Jesús compró nuestra libertad...¡y las alas viene incluidas!

Pablo David Monlezun




                                     Spread your little wings and fly away 

REFERENCIAS BÍBLICAS:

ISAIAS 40

LUCAS 24

1 SAMUEL 17

EXODO 14

MARCOS 10

JUAN 11

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4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hno Bendiciones, lo que publicastes realmente me toco fuerte, era como estar leyendo lo que vivi, que bueno el saber que ayas trabajado en medios televisivos, pero sabes una cosa, se necesitan productores cristianos, todo lo que la vida nos enseñó es para que dejemos huellas, y abramos el camino para que puedan transitar otros despues de nosotros....Te Bendigo desde Buenos Aires. Argentina. Te dejo mi e-mail: caudaldefe@gmail.com. Un abrazo en Cristo. Gabriela

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