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miércoles, 24 de julio de 2013

HOLA! ADIÓS!


El pequeño Walter Joshua Fretz llegó al mundo, estuvo por aquí ocho minutos y se fué.
Walter tenía 19 semanas de gestación cuando su madre tuvo una perdida y pocas horas después,  lo daba a luz prematuramente.

Walter nunca lo iba a lograr. No estaba listo. No hay maquina médica lo suficientemente compleja como para reemplazar el vientre de su madre por dieciséis semanas más. Los médicos les dijeron a los Fretz que Walter solo viviría unos minutos.  Pudieron ponerlo en una incubadora y soñar en alargar el encuentro unos minutos más, viéndolo desde el otro lado del vidrio, pero decidieron hacer otra cosa…

Sabiendo que Walter solo viviría unos minutos, decidieron tratarlo como el bebé que hubiera sido cuatro meses más tarde. Y ese niño que aún no estaba formado, cuya piel aun no lo abrigaba y cuyos ojos nunca verían este mundo, sintió el calor del pecho de su madre, sintió las lágrimas de su padre mientras sus deditos inconclusos se cerraron sobre los de sus progenitores.






Ocho minutos duró la reunión familiar y Walter partió a encontrarse con Su Creador.

Su familia decidió compartir las fotos del encuentro con un propósito: celebrar la vida. Compartieron esos dolorosos momentos con la esperanza de que alguien que estuviera a punto de cometer un aborto, lo reconsiderase.


Y es que, en este mundo donde todo se vuelve barato, pirata, devaluado, es fácil olvidar que la vida sigue siendo el valor más importante.

A veces nos parece que la vida pierde su valor en países en guerra adonde decapitan a los prisioneros unos y bombardean ciudades indefensas los otros…O creemos que es en ciudades de tercer mundo donde la droga impera y los jóvenes sienten que es mas atractivo convertirse en asesino adolescente que en abogado. Pero en muchos, muchos lugares adonde no importa si es tercer o primer mundo, adonde hay educación y trabajo y bienestar, se asesina a miles de inocentes cada semana…

En contraposición con el escaso valor que muchas personas le dan a una vida (Quizá porque les parece que entre seis billones de humanos, uno que otro que muera no hará mucha diferencia) Dios valora tanto cada vida (sin importar raza, posición social, nacionalidad) que envió a su único hijo a morir por cada una de esas vidas y así, establecer una relación eterna con cada una de ellas.

Si la vida de  un hombre o mujer adultos carecen de valor ante un asesino que no vacila en cometer un crimen sin importar suplicas o consecuencia ¿Cuánto menos puede valer un embrión que aun no desarrolla características faciales, nombre o puede hablar para defenderse o que no puede generar dinero, ser sujeto de crédito o tener relaciones en altas esferas?

Se que el tema es escabroso según ciertas circunstancias. ¿Cómo convencer a una mujer que ha sido violada que de a luz el fruto de un acto horrendo que le recordara a cada minuto a quien la violó? Por otro lado ¿Qué hacer cuando el feto amenaza seriamente la vida de la mujer que lo lleva en su vientre?

Un embrión. Una diminuta semilla…

Sin embargo, Dios puso en cada semilla la capacidad intrínseca de volverse un árbol frondoso según su especie. También puso en cada embrión algo invaluable, único, que solo El podía darnos…un espíritu eterno y un propósito único embarcado en Su voluntad.

Hace unos años, muchos años, a cierto faraón se le ocurrió que el número de  esclavos hebreos habían crecido alarmantemente y amaneraba su país. Como no quería quedarse sin mano de obra gratuita, le perdonó al vida a los adultos pero decretó que todos los niños menores a dos años fueran sacrificados. Por todo Egipto se oyeron los gritos de las madres que iban perdiendo sus niños. Cierta madre hebrea decidió que este no sería su caso y puso a su pequeño Moisés en una canasta y lo depositó en las aguas del Nilo. No parecía mejor destino que la muerte a manos de un soldado pero ella sabia que Dios podía mover las circunstancias a favor del niño si el quería…Y El quiso. Ese niño cuya vida no valía nada, acabó a las puertas de la casa del mismo hombre que lo había condenado a muerte y fue adoptado por su familia para, años mas tarde, descubrir a la luz de una zarza ardiente que no se consumía, que su Salvador lo enviaba a rescatar a Su pueblo…

Unos años después, muchos años después, no demasiado lejos de ahí (Bueno, si lo vemos desde la perspectiva de Google Maps) otro gobernante decidió usar la táctica de faraón y arrasó con al vida de todos los niños menores a dos años de la región porque supo que vendría el Mesías y no quería compartir su trono con él. Una simple muchacha y un carpintero pobre huyeron con su primogénito cuya vida había perdido todo valor a los ojos de los hombres y este  acabo naciendo en un humilde pesebre entre el olor a orín de burro y humedad de paja.

Ese niño sin valor salvó a la humanidad.

Todos tenemos un propósito y el mismo valor delante de Dios. El que nació para ser presidente de los Estados Unidos y el que nació para pastorear vacas en Kenia valen lo mismo ante El.

Yo no debí de haber nacido. Según mi papa me dijo alguna vez: “El condón tuvo una rotura y así aparecí yo” No fui buscado. Por muchos tiempo, inconscientemente viví bajo esa expectativa y no encontré valor en mi vida. Años después, estaba solo en un cuartito de una  casa en Lima, Perú, tratando de ponerle melodía a un Salmo que había encontrado en la Biblia (Soy músico) cuando leí estas palabras (Versión moderna):

“Dios mío,
Tú fuiste quien me formó
en el vientre de mi madre.
Tú fuiste quien formó
cada parte de mi cuerpo.
Soy una creación maravillosa,
y por eso te doy gracias.
Todo lo que haces es maravilloso,
¡de eso estoy bien seguro!
Tú viste cuando mi cuerpo
fue cobrando forma
en las profundidades de la tierra;
¡aún no había vivido un solo día,
cuando tú ya habías decidido
cuánto tiempo viviría!
¡Lo habías anotado en tu libro!
 Dios mío,
¡qué difícil me resulta
entender tus pensamientos!
¡Pero más difícil todavía
me sería tratar de contarlos!
¡Serían más que la arena del mar!
¡Y aun si pudiera contarlos,
me dormiría, y al despertar,
todavía estarías conmigo!”

Sentí que mi alma nacía ese día. ¡Yo no había sido un error de cálculo! ¡Dios me formó para algo! Y desde ese día, pasara lo que pasara, aún cuando yo pudiese fallar una y mil veces, entendí que tengo un lugar en el mundo, un asiento reservado con mi nombre…

Cuando atentamos contra un embrión, atentamos contra la voluntad misma del Creador que esta junto a  ese embrión.

La vida vale, es un milagro de por si y es irrepetible. La Tierra es un lugar de un equilibrio físico y químico exacto para que esta se desarrolle. No puede ser imitada. Frankenstein no existe. Nadie puede traer vida de la nada. Quien intente imitar la explosión del Big Bang e intente sacar vida de eso, solo obtendrá destrucción y caos. La vida es un regalo único de nuestro Creador.

Y la vida es para vivirla, así de simple. El mundo de hoy intenta que hagamos un aborto espiritual, un aborto de fe, un aborto intelectual, un aborto de planes y proyectos porque ¿Para que esforzarnos si no valemos nada? Ante este pensamiento, millones de jóvenes, adultos y ancianos se vuelven suicidas en vida, zombies caminantes sin propósito ni destino, indiferentes ante lo que pasa a su alrededor…las horas se vuelven días, los días meses y los meses años y engañados por la propaganda de Faraón y Herodes, caminan rectamente hacia su epitafio sin defenderse, sin luchar…

¡Si conocieran el precio que tiene su vida! ¡Si supieron que Dios los creó con un propósito único y especifico y se gozó en lo creado tanto que puso en la cruz lo más preciado para salvar esas vidas¡

Así como ese bebé hebreo flotando entre los cocodrilos del Nilo tuvo un propósito. Así como ese bebé judío durmiendo al calor del aliento de unos animales tuvo el mayor y más grande propósito de todos, así todos formamos parte de un gran libro cuya trama siempre se desarrolla hacia delante por que Su escritor nunca deja de escribirlo.


Walter solo vivió ocho minutos y partió al encuentro de Su creador. No se graduó, no será presidente, no será el mayor consumidor del sistema de este mundo, pero sus ocho minutos tuvieron sentido y valor. Inspiró a sus padres y el acto de estos inspiró a miles más, entre los cuales, quizá, hubo uno solo que, tras conocer la historia de Walter,  desistió de quitar una vida.

Para ese ser humano que aún no nace,  la llegada de Walter tuvo todo el sentido del mundo.

Pablo David Monlezun


REFERENCIAS BÍBLICAS:

SALMO 139

ÉXODO 1

LUCAS 2

JUAN 14

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1 comentario:

  1. Hermoso blog, con un excelente contenido, gracias por compartir lo que Dios ha puesto en tu corazón, Dios te bendiga.

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